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Historia Tarta Sacher

La tarta Sacher, conocida mundialmente como "Sachertorte", es uno de los postres más icónicos de la repostería austriaca y tiene una historia fascinante que se remonta al siglo XIX. Fue creada en 1832 por Franz Sacher, un joven aprendiz de repostero de apenas 16 años, en Viena, Austria.



La historia cuenta que el príncipe Klemens Wenzel von Metternich, un destacado diplomático de la época, encargó a su cocina un postre especial para impresionar a unos invitados de alto rango. Sin embargo, el chef principal estaba enfermo ese día, y la responsabilidad recayó en Franz Sacher, quien trabajaba como aprendiz. Bajo presión, Sacher improvisó una tarta de chocolate con capas de mermelada de albaricoque y un glaseado brillante de chocolate oscuro. El resultado fue un éxito inesperado, aunque en ese momento no se le dio un reconocimiento inmediato ni un nombre específico.


Años más tarde, Franz Sacher perfeccionó la receta y comenzó a comercializarla. Sin embargo, la fama de la tarta Sacher explotó realmente cuando su hijo mayor, Eduard Sacher, llevó el pastel a nuevas alturas. Eduard, quien había aprendido el oficio de su padre, trabajó en la prestigiosa pastelería Demel y más tarde fundó el Hotel Sacher en 1876. Fue allí donde la Sachertorte se convirtió en un símbolo de la elegancia vienesa y en un emblema de la cultura del café austriaco.


Un dato curioso es que, tras la muerte de Eduard, surgió una disputa legal entre el Hotel Sacher y la pastelería Demel sobre quién tenía los derechos de llamar a su tarta "la original". Esto dio lugar a una batalla conocida como la "Guerra de la Tarta" que duró años. Finalmente, en 1963, se llegó a un acuerdo: el Hotel Sacher podía usar el título "Original Sachertorte", mientras que Demel podía decorar su versión con un sello triangular que decía "Eduard Sacher Torte". Hasta hoy, ambas versiones son famosas, aunque la receta del Hotel Sacher se considera la más tradicional.


La receta clásica incluye una base de bizcocho de chocolate esponjoso, una capa de mermelada de albaricoque (que aporta un toque ácido para equilibrar el dulzor) y una cobertura de chocolate negro brillante. Se suele servir con nata montada sin azúcar para complementar su riqueza. Aunque la receta original del Hotel Sacher sigue siendo un secreto bien guardado, la tarta ha inspirado innumerables versiones alrededor del mundo.


Hoy en día, la Sachertorte no solo es un postre, sino un pedazo de historia austriaca que refleja la sofisticación y la tradición de Viena.

 
 
 

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