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Historia Tarta Ópera

La tarta Ópera, conocida en francés como Gâteau Opéra, es un sofisticado postre de la repostería francesa que combina capas de bizcocho, crema de mantequilla y chocolate en una armonía de sabores y texturas. Su historia, aunque no tan antigua como la de la tarta Sacher o la Selva Negra, está marcada por la elegancia parisina y la creatividad de los pasteleros del siglo XX.



El origen de la tarta Ópera se atribuye generalmente a la prestigiosa pastelería Dalloyau, una institución en París fundada en 1682 y famosa por haber servido a la corte de Versalles. Según la versión más aceptada, fue creada en 1955 por Cyriaque Gavillon, un pastelero de Dalloyau. Gavillon buscaba diseñar un postre que ofreciera una experiencia equilibrada en cada bocado, sin que ningún sabor dominara sobre los demás. Así nació esta tarta de capas finas y rectangulares, compuesta por bizcocho joconde (un bizcocho de almendra), crema de mantequilla de café, ganache de chocolate y un glaseado brillante de chocolate negro.


La historia cuenta que fue la esposa de Gavillon, Andrée, quien dio el nombre al postre. Al probarlo, exclamó que le recordaba a los decorados fastuosos y la elegancia del Palais Garnier, la célebre ópera de París. Inspirada por esa imagen, sugirió llamarlo "Ópera", un nombre que evocaba sofisticación y arte, en línea con la estética del pastel.


Sin embargo, hay otra versión que complica la narrativa. Algunos atribuyen una influencia anterior a Louis Clichy, un pastelero que en las décadas de 1920 o 1930 habría creado una tarta similar llamada "Clichy", con capas de bizcocho y crema de café. Esta teoría sugiere que Dalloyau pudo haberse inspirado en esa receta y la refinó hasta convertirla en la Ópera que conocemos hoy. Aunque no hay pruebas definitivas, esta disputa refleja la competitividad y el orgullo de la pastelería francesa.


La receta clásica de la tarta Ópera incluye tres capas de bizcocho joconde empapadas en almíbar de café, alternadas con una crema de mantequilla aromatizada con café y una ganache de chocolate cremosa. El conjunto se cubre con un glaseado de chocolate negro brillante, y a menudo se decora con una inscripción en oro comestible que dice "Opéra" o con detalles minimalistas que resaltan su elegancia. Cada capa es deliberadamente fina para mantener un equilibrio perfecto entre los sabores intensos del café y el chocolate.


Desde su creación, la tarta Ópera se ha convertido en un ícono de la repostería francesa, servida en pastelerías de lujo y restaurantes de alta gama. Su diseño geométrico y su complejidad la hacen tanto un placer visual como gastronómico, y ha inspirado numerosas variaciones modernas, como versiones con chocolate blanco o sabores alternativos como té matcha.


A diferencia de la Sacher o la Selva Negra, que tienen raíces más regionales, la Ópera es un producto urbano, nacido en el corazón de París y asociado al refinamiento de la alta sociedad francesa. Su historia relativamente reciente no le quita mérito: es un testimonio de cómo la pastelería puede ser un arte en constante evolución.

 
 
 

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